"La meticulosidad conduce a menudo a la tiranía" (Rudolf Allers)



lunes, 18 de julio de 2011

SAX PUB

El día está nublado, pero hace un calor agradable entre tanta vegetación en esta parte del río. He intentado leer unas páginas, pero hay demasiadas distracciones aún más poderosas que Chesterton, empezando por el propio hecho de estar aquí.

El humo de un cigarrillo ha tirado de mí fuera de las letras, como el anzuelo que se clava irremediablemente en el paladar del pez. El hombre fuma mientras lee el periódico. Cuando llegué aquí, era el único que estaba sentado con su café en esta terraza.

Pero también huele a árbol y a humedad. Y a cerveza, la que paladeo ahora que por fin se ha ido el sabor que dejó el último trago de la leche de esta mañana. Mi boca necesitaba ese frescor de la cerveza para empezar de verdad el día.

Y parece que mis manos también lo buscan en el tacto de las páginas y del tocón que hace las veces de mesa y del banco de madera en el que me siento y de la piedra de esta pared que me acoge.

Cuando me lleno de todo ello, me concentro en las notas de jazz que salen por la puerta y llegan hasta mis oídos. Sólo me sale decir grande Chet, grande.

Las montañas al fondo me llevan la vista más allá, luego la atrae la gente que pasa por la orilla de la terraza y al fin una mujer morena, con unas enormes gafas de sol, que se estira la camiseta blanca al sentarse. Un pañuelo de cuadros grises y blancos acaricia su cuello y me digo que yo podría hacerlo mejor.

Es hora de irse. Me pasaría la vida entera en la terraza del Sax Pub viendo cómo ella me pasa a mi. Cogeré la bici y pedalearé lo más rápido que pueda para ver si me puedo confundir con el viento.

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