"La meticulosidad conduce a menudo a la tiranía" (Rudolf Allers)



lunes, 7 de marzo de 2011

NIDO DE GORRIONES

Esta mañana desperté arropado hasta las cejas, pero el último recuerdo que tengo de la noche anterior es el de estar medio dormido en un parque, bajo unos árboles. Las cañas de los viernes en el bar de debajo de la oficina a veces se complican. No tengo ni idea de cómo llegué a casa, ni de quien me quitó el traje, aunque puede que me ayudara el becario nuevo. Fui el único que le dirigió la palabra, aunque fuera para torturarle ronda tras ronda con mis batallitas.

El caso es que el sol del mediodía que entraba por la ventana me despertó y nada más abrir los ojos noté un sabor muy agrio en la lengua. Algo realmente repugnante. A trompicones me fui corriendo al baño. Rodeado de azulejos blancos y delante del espejo, vi que tenía el pelo cardado, como si me lo hubiera untado con resina, y una hoja seca agarrada a la oreja derecha. Por si fuera poco, la barba, más crecida de lo habitual, parecía precipitarse buscando el suelo.

"Tengo que darme una ducha y arreglar esto", pensé. Pero lo más urgente era quitarse ese maldito sabor amargo de entre los dientes. Me seguía atormentando, aunque aún no lo había podido identificar. Cepillo en mano, abrí la boca y en ese momento vi algo ahí dentro que me hizo cerrarla en un gesto instintivo.

Me concentré y noté un pequeño temblor entre la lengua y el paladar. No me atrevía a mirar. Nervioso, apoyé las manos en el lavabo y separé los labios por si podía ver algo entre los dientes. En efecto, tenía un pequeño palito saliendo de entre los incisivos. Pero no me atrevía a mirar. Todo sucedió como si yo no fuera el dueño de mi boca. Tras algo así como un pinchazo, las mandíbulas se me soltaron y vi mi boca abierta de par en par.

El mundo se me vino encima y una especie de mareo me azotó como azota un vendaval.

Un pequeño nido estaba alojado en mi boca, con sus ramitas haciendo un cuenco marrón, con sus restos de plumas enganchadas y con sus cuatro huevecillos calientes. Sólo un pensamiento, el que más temía, el que siempre había temido, cruzó volando mi cabeza: Mierda, voy a ser padre.

Nunca me he sentido preparado para ello. ¿Cómo dar de comer a esas criaturas?¿Cómo cogerlas sin que se caigan? ¿Qué valores inculcarles? ¿No voléis por ese robledal no sea que os hagáis daño? ¿Cómo enseñarles a volar?

Derrumbado, estaba dispuesto a meterme en la cama con la boca cerrada para no salir más, pero al menos una pregunta sí tenía respuesta: ¿De qué especie son mis hijos?

He mirado en Internet. Huevos blancos con pintas marrones. No hay duda, son como los míos. ¡De gorrión! ¡Joder, qué cutre! No he podido evitarlo. Las aves son aves y los gorriones son pájaros. Pero en seguida me he sentido dolido por hablar así de mis propios hijos.

He seguido investigando un poco más. Por su colorido y las cosquillas que ya me hacen en la lengua creo que están a punto de eclosionar, así que he pensado que mañana bajaré a por unas cuantas lombrices. Supongo que podré encontrarlas en cualquier parque. Y también, por cierto, tengo que ir pensando en qué digo el lunes en el trabajo. Llamaré a primera hora para decir que estoy incubando algo. Así, sin más detalles, que ya me da vergüenza mentir.

Es de noche y aquí estoy, metido en la cama, un sábado, arropado hasta las cejas y con la boca cerrada. Esperando como quien espera en los pasillos de maternidad. Primero, a mis polluelos y, segundo, a ver si el becario nuevo o el Centro Nacional de Ornitología me dan una respuesta a esto que me ha pasado. Mi última novieta me dijo: "No te creas tan especial. Llegará un día en que querrás echar raíces y te apetecerá estar tranquilo, en casa, con tu familia y esas cosas. Como todo el mundo". Yo me descojoné en su cara y me pedí otra cerveza.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

JAJAJJAJAAJ
E.

Miguel dijo...

Estoy seguro de que hay un sentido oculto que no he sabido pillar. Lo voy a leer otra vez por si acaso, y si no lo pillo dímelo. Me ha gustado!

Anónimo dijo...

Ha molao

perezososanchez dijo...

Jejeje
Muy bueno, nen!!!

Iñigo dijo...

jajaja muy bueno!! me he partido el culo